Ana Retamar
Título de la Obra: “Infancia Libre”
Si, esa nena del dibujo soy yo.
Como tantas otras.
Esa frescura que añoro y que reencuentro por momentos
que sentí miedo de perder.
Esa infancia que me fue arrebatada.
Siempre voy a abrazar-me esa nena de 7 años, mágica, sensible, curiosa, miedosa, insegura, con cicatrices como tantas otras nenas del mundo.
Compartimos esta tristeza y esta bronca. Esta perplejidad. Ésta mierda.
Si muchas veces el abusador es un familiar, está cerca. Y te pide que no le cuentes nada, en especial a tu mamá. Así de perverso y entuertado es.
Si, aparte de lidiar con el hecho o los hechos puntuales de un abuso. Hay que lidiar con las profundas secuelas que una experiencia así nos deja.
Es urgente transformar-me-nos los prejuicios en fuerza de lucha, en acompañamiento, romper los silencios, los miedos, hablar sobre esto, cuidarnos amorosamente, responsabilizarnos del cuidado a las infancias, tejer redes y puentes de amor, de sostén, construirnos en adultas y adultos sanos, lo más que se pueda.
Después de esto, el cielo de mi rayuela
quedó detrás.
Es un derecho que la niña, niñx
juegue su rayuela libremente, en paz, con amor, confianza, con risas
sin daño alguno.
ESI ya en las escuelas, universidades, casas, espacios de trabajos, jardines de infantes.
Anahí Tello
Título: EL VESTIDO DE LUTO
El señor llegó a la casa, con el infierno adentro como cada dos por tres, y me dio una paliza como cada dos por tres, pero que iba a saber yo si eso estaba mal, era cierto lo que decía el señor, que yo era una burra. Al señor parece que algo le pasaba esa noche, porque esa vez también abofeteó a mi chiquita, a su chiquita. Ahí mismo me salió la fiera de adentro y le grite que no, que la dejara a la chiquita, que nos íbamos a ir y lo íbamos a dejar solo al señor. Y entonces me persiguió alrededor de la mesa, una mesa chiquita y burra, como yo. Y se me paro frente como una puerta, como un fierro, con esos ojos que me mataban de miedo me dijo, desnudáte! Y a mi cuerpo que ya estaba adormecido poco le importó, pero entonces mi chiquita. Tengo que calmarlo al señor, porque mi chiquita…Y me desnude, todita, con la bombacha y todo me pidió el señor. Entonces de un brazo me llevó hasta la puerta, que ahora parecía una puerta diminuta comparada con el señor. Y me dijo, ¡ándate ahora, ahí tenés la calle! Y me empujo y me quede en la vereda,
así como diosito lo quiso con la piel toda pa´afuera.
Y escuché a mi chiquita que lloraba y la desesperación me movió las piernas y corrí a las vecinas, así toda desnudita mi alma. Escuchaba cuando cerraban las cortinas, nos vamos a meter en problemas, cerrá esa ventana que el viejo está loco, déjala que se arregle ella. Y golpeando y golpeando, llegue hasta lo de la madrina, madrina de mi chiquita, que ahora lloraba en la casa con el señor. Al fin me abrió la puerta y me hizo entrar, busco en el ropero, lo único que le quedaba para una cuerpita como la mía,
era un vestidito negro, que solía usar para los velorios la madrina cuando joven.
Ponéte este vestido y vamos. Allá fuimos, la madrina, el vestido y yo a tocarle la puerta al señor. La madrina pidió permiso y entró. Permiso señor, permiso, paso acá por la chiquita, no se preocupe, no se levante señor. Y el señor le respondió, ¡llevatelas, me tienen cansado estas putas! Entonces nos fuimos, mi chiquita, el vestido negro y yo a dormir a la casa de las monjitas. No recuerdo cuántos días estuvimos. Una mañana la policía nos llevó al juzgado, y ahí conocimos a la Alicia, la asistente social, y con ella de arriba a abajo, de abajo a arriba. Y las monjitas que me decían que en el Tucumán me conseguían trabajo y nos fuéramos mi chiquita y yo, y el vestido. Pero yo soy burra, tiene razón el señor, y me daba miedo, todo me daba miedo, así que me agarraba del brazo de la señora Alicia, y me iba con ella de abajo a arriba de arriba a abajo. Una tarde saliendo del juzgado, cruzábamos la plaza, la señora Alicia, mi chiquita, el vestido y yo, y nos encontró el señor, que estaba se vé esperando en el medio de la plaza, y se puso a llorar, a aullar como un perro el señor, clamaba que nos extrañaba a mi chiquita y a mí.
Extrañaba a las putas el señor.
Y que se iba a casar conmigo decía, y a mi me dio miedo y lástima, además que iba a hacer yo, sin nadita que darle a mi chiquita y siendo tan burra. Así que el señor le preguntó a la Alicia, y ahí no más nos subimos los cinco, la Alicia, mi chiquita, el señor, el vestido y yo, en la Ford blanca que era tosca y ruda como el señor. Y nos fuimos al registro, se ve que tenía ganas en serio de casarse el señor porque estaba todo preparado. Y la señora Alicia fue la testigo, y otro hombre que andaba por ahí también puso su firma. Y así me casé con el señor mientras la policía nos buscaba, a la Alicia, a mi chiquita y a mí, porque las monjitas nos esperaban para llevarme al Tucumán, y no aparecíamos. Y así fue el día que me case con el vestido de luto, tendría que haber sabido que en vez de boda estaba asistiendo a mi propio funeral, pero como decía el señor,
todo me pasa por burra.
ANAHI TELLO – 2020/2021 // insta: ani_enlagalaxia
Andrea Imberti
Título: Sangre/Lágrimas de un Corazón/Cuerpo que brilla
Todos estos inviernos queriendo que te hagas cargo de mis lágrimas…
oxidándose mi sangre a la espera de una resurrección que nunca vendrá.
¡Estas lágrimas son mías!
(El brillo también me pertenece)
Azu Orozco
Título: Me separé y me di cuenta que entre el 2005 y 2018 colgué mucha ropa.
Obra que ilustra un texto poético de Nina Ferrari
Eugenia Paone
Título: “Poda”. De la serie Eufemismo
Detrás de lo que aparenta ser bello, de la palabra suave, de lo superficialmente agradable, está lo podrido, lo violento, lo que persigue, lo que amenaza. Sutil, imperceptible, confuso; solo se muestra al observador que decide detenerse.
Fabiola Tempestini
Título: Sin nombre
Flora Lafuente
Titulo: Ahí donde confluyen todas las aguas
Laura Elgueta
Título: Concupiscible. Instalación de arte textil
Las Guarangas Colectiva
Título: Sin nombre.
Lucía Vinuesa

Acrílico sobre tela. 80 x 70. De la serie «bosquecito» 2020/21
la sangre les planta en tierra
roja pegajosa afloja
con fuego que prenda
Luciana Bertellys
Título: DE LO MACRO A LO MICRO – de la serie des-a-nudarse 2020
Somos, estamos, seres ínfimos, mortales de tierra, inmortales de transmutación sideral, seres infinitos.
Una explosión nos da la existencia, un orgasmo.
La primera bocanada de aire de este mundo la damos luego de una explosión, un orgasmo, cuando somos paridos, porque parir es con placer.
Marcela Palermo
Título: Sin nombre
Mariela Saun
Título: «somos». Acrílico sobre madera
Mónica Zavala
Título de la obra: HABITAR EL HÁBITO.
Habitantes habitadas desde la dualidad.
Que sólo diste o recibiste, que te han visto buena o mala, linda o fea, llena o vacía, en luz o en sombra.
Hoy es el día en que mutilada de tus saberes y fuerzas, te unas en todas tus cualidades. Es tiempo ser unidad-unida en todas las dimensiones, que son muchxs más que dos.
Neda Olguín
`En la calle no hay putas, hay personas.´
Neda Olguin
Intervención callejera + fotografía.
Año 2019 – @nedaolguin
Silvana Spagnotto
Título: Las catalinas
Para acceder a la muestra hacé clic aquí o en la foto de arriba.
Catterina Florio Furno nació en 1865. El 10 de enero de 1884 se casó con Michelangelo Spagnotto, en Alpignano, Píamonte, Italia y en 1895 llegaron a Argentina trayendo a dos hijos: Carlos de 11 años y Miguel de 11 meses. Residieron en varios lugares, fueron jornaleros. En 1897 nacieron sus hijos mellizos, de los que sólo sobrevivió Tomás Marcos, ya que el otro murió bajo las ruedas de un carro. En 1914 construyeron su primer Galpón luego de vivir en carpas precarias durante largos años.
Los partos que se le conocen a Catterina fueron 11. Además de los tres que crió, y del que falleció pisado por un carro, les restantes 7 murieron apenas nacides. Ya en el siglo que corre se supo que eses 7 eran todas niñas y que Catterina las asfixió intentando “salvarlas” que no pasen una vida de sufrimiento como la suya.
Catterina falleció a finales de la década del 30 con más de 70 años, luego de pasar varios años postrada en una silla de ruedas.
Catalina es mi tatarabuela.